
“Ecología humana integral, la Paz y el Cántico de vida de hermanos habitantes de calle”
La Provincia Madre del Buen Pastor, de Hermanas Terciarias capuchinas de la Sagrada Familia a través de la fraternidad “La Inmaculada”, ubicada en Asunción, Paraguay, a lo largo de 8 años junto con voluntarios, Bienhechores y con las mismas personas en situación de calle, han venido haciendo camino pastoral y misericordioso hasta lograr con constancia y esfuerzo lo que hoy es el Punto de Encuentro Comunitario (PEC): San Francisco de Asís. Éste es un espacio de crecimiento, formación, humanización entorno a la realidad personal de cada uno, y a Jesús que se acerca y acoge a los más descartados de nuestra sociedad. Así es como un local pequeñito, ubicado el corazón del mercado mayorista de Asunción-Paraguay se convierte un grandioso espacio de recuperación de la vida, la paz, la ecología integral.
En este mes de junio no solamente se celebra el Día Mundial contra el tráfico indebido de sustancias psicoactivas (26 de junio), sino que también celebramos el mes de los gestos, iniciativas y compromisos con la fraternidad humana especialmente con la población más descartada por la sociedad Asuncena; pero para quienes les acompañamos ellos son una inspiración desde el carisma franciscano que nos impulsa a acoger al leproso de Hoy, al que desde lejos huele mal, al que nos inspira peligro porque nos puede robar, al que ya ni su familia soporta y llega a la calle a deambular y sobrevivir.
En esa realidad ofrecerles un espacio de diálogo, familiaridad, comunidad, y de recuperación de los valores que la calle les ha robado, es día a día un hermoso encuentro con la dignidad humana en cada criatura que llega afectada por dependencias, carencias problemáticas, trastornos y complejidades sociales.
Es el espacio que exige a los voluntarios que en coherencia nos comprometamos sin prejuicios dejando de lado las rutinas, los compromisos importantes, y que “perdamos el tiempo” como nos suelen decir y nos dispongamos a hacer de la experiencia un nuevo cántico de agradecimiento, de vida y de esperanza cómo lo hiciera San Francisco antes de morir, resumiendo y cantando la misericordia despertada por la vida amenazada, pidiendo y agradeciendo al “Altísimo y Buen Señor” por la bondad, la fraternidad y el protagonismo que nos dan los leprosos de hoy, sujetos de la transformación de una sociedad carcomida por la desigualdad, la injusticia, la miseria y el tráfico corrupto y descarado; en esta misión cada día celebramos la vida, dejándonos enseñar de quienes después de muchos días sin poderse duchar, nos recuerdan que el agua caliente o fría que les limpia y refresca “es muy útil humilde preciosa y casta”; que en las noches frías, oscuras y crueles, sienten al hermano fuego como bendición que les “alumbra la noche y les calienta y hasta les permite hacer tertulia porque es “precioso y alegre, robusto y fuerte”; son ellos quienes con hambre y sed, cuando logran algo de alimento, cuando en el Punto de encuentro San Francisco pueden sentarse a la mesa para compartir una bebida caliente, un refresco, un pan celebran y agradecen por lo que “La madre tierra que les sustenta y gobierna, produciendo diversos frutos verduras y hierbas”, y se unen felices a nosotros en la preparación de su guiso favorito, el jugo y la ensalada, compartiendo la fraternidad incluyente y pidiendo al Buen Dios por los que no tienen que comer y “soportan enfermedad y tribulación”; en otras muchas ocasiones recuperan de la basura los deshechos tan descartados como ellos mismos por la sociedad.
Desde la ecología humana integral y el cuidado con la casa común nuestro Punto de Encuentro comunitario San Francisco de Asís, es testigo de la conexión y aparente contradicción qué tienen las personas en situación de calle, de hambre de dignidad humana y del cuidado del entorno, ellos si encuentran un animalito en las calles, lo adoptan y nunca expresan “ yo lo cuido” sino “el me cuida”, reciclan todo el tiempo; lo que para nosotros es basura, para ellos es útil y reutilizable; ellos nos enseñan de forma práctica que es y como todos podemos aportar a la ecología integral, nos ayudan a reconocer que la crisis ambiental es consecuencia de la crisis social, de la deshumanización que nos convierte en depredadores de la naturaleza, en ciegos e indolentes ante la fragilidad extrema de los que sufren la injusticia social y el yugo estructural de los gobiernos. Ante este panorama quienes nos consideramos franciscanas, Hijas de Luis Amigó, estamos llamadas a generar espacios donde la vida humana, el respeto, el equilibrio ambiental sean promovidos con acciones concretas de inclusión-fraternidad social y sostenibilidad.
Ecología humana e integral: Cuidar la casa común y al hermano
Siguiendo el espíritu del Papa Francisco en el No. 1 de Laudato Sí, donde presenta la tierra como nuestra hermana y madre inspirándose en el “Cantico de las criaturas” de San Francisco de Asís, el Punto de Encuentro Comunitario deja traslucir la conexión que existe entre la dignidad humana y el cuidado del entorno, los usuarios cuando reconectan su existencia, su valía, su autoestima, su ser de ciudadanos, lo primero que piensan es en ordenar el espacio, limpiar el jardín, invitar a otros a mantener un ambiente saludable de diálogo cortesía, sencillez, servicio y amabilidad; y tratándose de personas que vienen de la fragilidad de las calles, que sufren los efectos de la injusticia a todo nivel, incluyendo la exclusión de todo tipo de programas y espacios de bienestar social, en un país donde las políticas estructurales les van expulsado de toda posibilidad de recuperación, asumen el cuidado con ellos mismos, saben unir íntimamente el cuidado con el entorno, con el que está enfermo, con el que está en las mismas o peores condiciones que ellos, con pequeños gestos de cercanía, van identificando la dignidad de la persona promoviendo acciones concretas para la inclusión y la sostenibilidad en la calle deshabitada, cuidando a sus pares cuando nosotros no estamos.
Hacer memoria de Francisco de Asís, que encuentra la huella y el reflejo de Dios, en todas las criaturas, nos re-ubica hoy después de 800 años, frente a cada hermano en situación de calle, reconociendo su dignidad de creatura de Dios y de persona, que aún en el peor deterioro, con el maltrato de la vida y de la sociedad a cuestas, están intentando la imagen del Creador en ellos; esta experiencia nos une a la de San Francisco que enfermo, impotente, rechazado, tiene energía y voz para bendecir la cercanía de la “hermana muerte corporal”, que plenifica la dignidad y valor del ser humano, especialmente de aquellos que ya no pueden caminar con sus propios pies y encuentran en su camino a un hermano que les abrigue, les comparta algo para comer, le corte el cabello o simplemente le escuche, porque son seres vivos con una historia de salvación por reconstruir, es ahí donde ellos dicen encontrar de vuelta la paz y el deseo de superar pequeñas metas, con solo ofrecerles un minuto de dignidad.
Hermanas:
Emperatriz Morocho P y Gisela María Henao P
Junio de 2025.
Asunción. Paraguay