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Proyección en Fraternidad y cercanía con la vulnerabilidad social

Comunidad “Casa de la estudiante Jesús, María y José” Buenos Aires -Argentina

Es hogar que se proyecta pastoralmente eclesial y socialmente

En la Fiesta del “Cuerpo y sangre de Cristo”, El evangelio de Lc 9,11-17 nos presentaba una vez más, la escena de la comida compartida y multiplicada como signo del bien, de sabor de Reino y que nos invita a revisar, a cultivar y desplegar la experiencia de fe en compromisos sólidos, gestos sencillos, y acciones concretas; mensaje que nos sigue recordando que es posible ser fraterno en un mundo tan diverso, tan complejo y particular. Jesús nos vuelve a decir “denles ustedes de comer”, a quienes también siguen abandonados, hambreados de solidaridad, humanidad y justicia.

La comunidad “Jesús, María y José” es hogar para las jóvenes estudiantes que se albergan en nuestra casa y que son el objeto primero del compromiso pastoral de la comunidad, ellas llegan de pueblos y ciudades lejanas, para iniciar estudios universitarios enfrentándose a una ciudad y medio desconocido;  con ellas tenemos espacios de compartir fraterno y formativo, brindándoles  acompañamiento espiritual y emocional, que les estimula a tener esa mirada fraterna y abierta hacia los otros en especial, los privados hasta de las mínimas posibilidades de bienestar y vida digna, para que más adelante desde las profesiones en las que enfocan sus estudios pueda ser otro canal de proyección de justicia y fraternidad social.

 

 Con los laicos Amigonianos continuamos el acompañamiento que logra mantener encendido el amor al Carisma Amigoniano, al legado del Padre Luis Amigó y el compromiso de transmitirlo con acciones concretas, desde sus hogares y espacios de vida y trabajo. El encuentro para compartir la vida, los logros misioneros y la formación son parte también de nuestra agenda pastoral y comunitaria.

La Iglesia particular que peregrina en Buenos Aires Argentina, no solo quiere calmar el hambre, dar cobijo, sino que enfoca su quehacer en llamar la atención y formar a los que nos llamamos cristianos católicos para que nos sintamos comunidad organizada en favor del bien común, para que despertemos en otros la conciencia colectiva y de familia eclesial, que juntos identifiquemos las raíces que agobian a muchos hermanos, y forjemos vínculos profundos que permitan construir identidad, generar solidaridad, amistad social que se refleje en gestos solidarios, y en sentido comunitario, como es la pretensión de Jesús en su evangelio; desde este sentir nuestra Obra “Casa de la Estudiante” se vincula a las actividades apostólicas de la Parroquia “Santa Lucía” que nos ofrece el campo abierto, en el que muchos sectores poblacionales necesitan ser aliviados en su vulnerabilidad, como los hermanos migrantes, los varones, mujeres, jóvenes y niños en situación de calle; ancianos abandonados o enfermos, son estos espacios en los que junto con las jóvenes con las que compartimos la vida en la Casa de la estudiante, hemos iniciado una experiencia de peregrinaje buscando alternativas y posibilidades que nos conduzcan a sentir y ubicarnos con nuestros hermanos en medio de la precariedad entregando la cercanía, el cariño, los gestos sencillos y solidarios que  les permite experimentar la fraternidad que los dignifica y la cercanía de Dios padre y hermano.

En dicha parroquia “Santa Lucía”, compartimos la misión con un buen grupo de laicos jóvenes y adultos varones y mujeres, consagrados y consagradas, catequistas organizados en grupos apostólicos y allí alimentamos nuestra fe y compromiso que nos anima a arriesgarnos a poner en común nuestros cinco panes y los dos  peces que, se multiplican y asumen un nuevo sabor y nutrientes vitales de humanidad y de fe. Con ellos nos arriesgamos a emprender una ruta nueva, una manera diferente de ver las cosas, un paradigma nuevo que transforma actitudes y comportamientos que generan vida, gozo y plenitud entre los menos favorecidos.

Es así como vamos logrando junto con las jóvenes residentes, estar presentes en “círculos de escucha” en los que acompañamos a jóvenes estudiantes migrantes, a señoras y señores comprometidos con la atención y preparación de alimentos para nuestros hermanos habitantes de calle, otras en atención al adulto mayor en el “Taller de la memoria” y en visitas de acompañamiento lúdico y espiritual a los abuelos institucionalizados en el “Instituto Gorriti”, en el círculo bíblico donde asisten adultos y jóvenes; y en la asesoría al grupo de mujeres laicas que atienden la sacristía parroquial.

Mensualmente compartimos en la Red de ayuda a migrantes con personas y familias en ésta situación de vulnerabilidad; en la catequesis de la parroquia, atención a los hermanos de la calle ayudando en la preparación de los alimentos para ellos y haciendo parte del grupo de jóvenes migrantes de la parroquia Santa Lucia. En el entorno tenemos cerca la parroquia “San Francisco Javier” en la que apoyamos los domingos colaborando como Ministros de la Eucaristía, y en la pastoral de la salud visitando a las personas internadas en el hospital Rivadavia donde se comparte la pastoral de la salud con las religiosas Hermanas de Nuestra Señora del Huerto, laicos y jóvenes; con este vínculo pastoral la comunidad procura hacer realidad el espíritu del evangelio y de nuestro Carisma que nos ubica entre los más pobres y necesitados moviéndonos a compasión y misericordia al interior de la comunidad, cultivando y cuidando la vida para ofrecerla abundantemente a los hermanos y a la creación.

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